Historia interna del Diccionario de la lengua castellana de la Real Academia Española en el siglo XIX (1817-1899)
ISSN 2696-6336
DRAE (1843), novena edición
Margarita Freixas
La novena edición del DRAE, publicada en 1843, presenta un número de enmiendas considerablemente mayor que la edición anterior, en cuyos artículos lexicográficos las intervenciones fueron muy limitadas. Cuenta con 525 lemas y 548 formas nuevas, mientras que se suprimen 125 lemas y 136 formas. Estas cifras suponen un aumento ligeramente inferior al que se produjo en la edición de 1852.
Esta edición destaca por la advertencia del prólogo sobre las voces de especialidad empleadas en las «obras técnicas», con la consideración de que estos vocablos solo pueden tener cabida en el diccionario si llega «tiempo en que se hagan familiares y el uso comun los prohije. Entonces tendrán derecho á entrar en el Diccionario, y podrá cualquiera servirse de ellos en la conversacion y en sus escritos sin nota». De esta forma, se incorporan a esta edición lemas procedentes de ámbitos diversos como la medicina (mucosidad, protuberancia, secretorio, vertebral) o la historia natural (estalactita, mandril, portaalmizcle) cuyo uso se considera ya extendido en la lengua general. Como en las ediciones anteriores, el aumento se conforma también a partir de la adición de dialectalismos (con especial atención a los aragonesismos, como desgay o lurte), léxico familiar (bailoteo, chiquillería, triquiñuela, sopapear), neologismos (clasicismo, esplín) y voces derivadas (larguirucho, papelote, papelucho).
La mayoría de las supresiones son derivados, como animalón, animalote, arbolecico, arbolecillo, condesico, condesillo, condesito, desobedientemente, desplaciblemente. En ocasiones, se eliminan vocablos de uso restringido, como fullet (introducida en el DRAE 1791 y mantenida hasta el DRAE 1837 con la marca Peyn. > Pein.) o como orictognosía (presente solo en las ediciones de 1832 y 1837). Los cambios en el uso de las voces y en la consideración del léxico de especialidad a lo largo de las distintas ediciones del DRAE explican que, en ocasiones, las supresiones no sean definitivas (como ocurre con génoli, voz de la pintura suprimida en 1843 y reintroducida en 1914).
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La revisión de las definiciones es también un aspecto importante en esta edición. Son muy numerosas las intervenciones en la definición con el fin de clarificar o sistematizar la redacción. En ocasiones, se completan las paráfrasis de significado con ejemplos ilustrativos (vg.: vivir [3]. «Pasar y mantener la vida; y así decimos: fulano tiene con que VIVIR: VIVO de mi trabajo»).